Tomaré la
copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová. Sal. 116:13.
¿COMETE USTED ERRORES? Vaya a Jesús, y pida que la perdone y luego crea que
lo hace. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9). Pídale al
Señor que perdone sus equivocaciones; y luego regocíjese en El. No la ayudará en lo más mínimo seguir
lamentándose por sus defectos.
DÍGALE:
"SEÑOR, te entrego mi alma impotente, solamente a ti. No me preocuparé,
porque tú has dicho: 'Pedid, y se os dará' ". Crea que lo recibe.
CREA QUE SU SALVADOR está lleno de compasión, lleno de ternura, piedad y amor. No permita
que los pequeños contratiempos la perturben.
EL SEÑOR
puede hacer que Ud. incurra en pequeños errores a fin de salvarla de cometer
otros mayores.
HAGA SU PARTE EN AYUDARSE A SÍ MISMA, como todos los que serán bendecidos deben hacerlo.
Crea que Cristo la ayuda.
REHÚSE
hablar una sola palabra de incredulidad.
CUANDO el
enemigo le diga que el Señor la ha abandonado, CONTÉSTELE que usted sabe que no es así, PORQUE CRISTO DECLARA: "No he venido a llamar a justos, sino
pecadores, al arrepentimiento" (Mat. 9:13). . .
EN LUGAR de
quejarse por su debilidad, de expresarse con incredulidad y sentir que están
abusando de Ud., comience a cantar.
HABLE DE LA MISERICORDIA y del amor de Dios. A todos los que están trabajados
y cargados Cristo les hace la invitación: "Venid a mí. . . y yo os haré
descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga" (Mat. 11:28-30).
ESTA ES LA LECCIÓN que Cristo desea que Ud. aprenda, y aprendiéndola encontrará reposo...
ESTUDIE LA VIDA QUE CRISTO vivió mientras estuvo en esta tierra. No descuidó el
deber más sencillo y más pequeño que recayó sobre El. La perfección caracterizó
todo lo que hizo.
MIRE A JESÚS
para recibir ayuda y esto la capacitará para realizar sus deberes diarios con
la gracia y dignidad de quien está buscando una corona de vida inmortal.
NOS ESPACIAMOS mucho en la grandeza de la vida de Cristo.
HABLAMOS
de las grandes cosas que El realizó, de los milagros que protagonizó, como
cuando calmó las aguas tempestuosas, abrió los oídos de los sordos y resucitó a
los muertos... pero su atención por las cosas pequeñas es una prueba aún mayor
de su grandeza y compasión.
(Carta 72, del 28 de abril de 1903, dirigida a una hermana de Maine, Estados Unidos). 130 ATO/EGW/MHP