4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! 5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; 6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos. (Números 11).
EL AUTOR De Las Enfermedades Y Las Miserias
ASALTARÁ A LOS HOMBRES donde pueda alcanzar más éxito.
MAYORMENTE POR LAS TENTACIONES DIRIGIDAS AL APETITO, ha logrado inducir a los hombres a pecar desde la época en que indujo a Eva a comer el fruto prohibido, y por este mismo medio indujo a Israel a murmurar contra Dios.
PORQUE favorece efectivamente a la satisfacción de las pasiones
bajas.
LA INTEMPERANCIA En El Comer Y En El Beber,
PREPARA el camino para que los hombres
MENOSPRECIEN todas las obligaciones morales.
CUANDO la tentación los asalta,
TIENEN muy poca fuerza
de resistencia.
DIOS SACÓ A LOS ISRAELITAS DE EGIPTO para establecerlos en la tierra de Canaán, como un pueblo puro, santo y feliz.
EN EL LOGRO de este propósito les hizo pasar por un curso de disciplina,
TANTO para su propio bien como para
el de su posteridad.
SÍ HUBIERAN QUERIDO DOMINAR SU APETITO en obediencia a las sabias restricciones de Dios, no se habría conocido debilidad ni enfermedad entre ellos; sus descendientes habrían poseído fuerza física y espiritual.
HABRÍAN tenido percepciones claras y
precisas de la verdad y del deber, discernimiento agudo y sano juicio. Pero no
quisieron someterse a las restricciones y a los mandamientos de Dios, y esto
les impidió, en gran parte, llegar a la alta norma que él deseaba que ellos
alcanzasen, y recibir las bendiciones que él estaba dispuesto a concederles.
DICE
EL SALMISTA:
"Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto. Y
hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? He aquí ha
herido la peña, y corrieron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿podrá también
dar pan? ¿aparejará carne a su pueblo? Por tanto oyó Jehová e indignóse."
(Sal. 78:18-21). PP396/EGW/MHP
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