Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:16.
La obra
práctica tendrá mucho más efecto que el mero sermonear. Hemos de dar alimento
al hambriento, vestir al desnudo y proteger al que no tiene hogar. Y Se Nos
Llama A Hacer Más Que Esto.
Únicamente el amor de Cristo puede
satisfacer las necesidades del alma.
Si
Cristo habita permanentemente en nosotros, nuestro corazón estará lleno de
divina simpatía. Las fuentes
selladas del amor fervoroso, semejante al de Cristo, serán abiertas.
Dios nos
pide para los necesitados no sólo nuestros dones, sino además un semblante
alegre, palabras llenas de esperanza, un bondadoso apretón de manos.
CUANDO
CRISTO sanaba a los enfermos, colocaba sus manos sobre ellos. De la misma
manera debemos nosotros colocarnos en íntimo contacto con aquellos a quienes
tratamos de beneficiar.
Hay
muchas personas que han perdido la esperanza. Devuélvanles la
luz del sol. Muchos han
perdido su valor. Háblenles alegres palabras de aliento. Oren
por ellos.
Hay
personas que necesitan el pan de vida. Léanles la Palabra de Dios. Muchos están afectados por una enfermedad del alma que ningún bálsamo
humano puede alcanzar y que ningún médico puede curar. Oren por esas almas. Llévenlas a Jesús. Díganles que hay bálsamo en Galaad y
que también allí hay Médico.
La luz es una bendición... universal que derrama sus
tesoros sobre un mundo ingrato, impío, corrompido. Tal ocurre con la luz del
Sol de justicia.
Toda la tierra, envuelta... en
las tinieblas del pecado, el dolor y el sufrimiento, debe ser iluminada con el
conocimiento del amor de Dios.
Ninguna secta, categoría o clase de gente ha de
ser privada de la luz que irradia del trono celestial.
El mensaje de esperanza y misericordia debe ser llevado a los confines de la
tierra... Ya
no deben los paganos seguir envueltos en las tinieblas de medianoche. La lobreguez ha de desaparecer ante los brillantes rayos del Sol de justicia.
El poder del infierno ha sido vencido.
Pero nadie
puede impartir lo que no ha recibido. En la obra de Dios, la humanidad no puede
generar nada...
Era el áureo aceite
vertido por los mensajeros celestiales en los tubos de oro, para ser conducido del
recipiente de oro a las lámparas del Santuario, lo que producía una luz continua, brillante y
resplandeciente.
Es el amor
de Dios continuamente transferido a los hombres y a las mujeres lo que los
capacita para impartir luz.
En el corazón de todos los que están unidos a Dios por la fe, el áureo aceite del amor fluye libremente, para brillar en buenas obras, en un servicio real y sincero por Dios. Palabras de Vida del Gran Maestro, 343-345. [254]
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