Decid entre las naciones: Jehová reina. También afirmó el mundo, no será
conmovido; juzgará a los pueblos con justicia. Salmo 96:10.
Los hombres
y las mujeres no deben empequeñecerse espiritualmente por una
conexión con la iglesia, sino que deben ser
fortalecidos, elevados, ennoblecidos, preparados para la obra más
sagrada que alguna vez le fuera confiada a los mortales.
Es
el propósito de Dios tener un ejército bien entrenado, listo para ser llamado a la acción
inmediatamente. Este
ejército estará compuesto de hombres y
mujeres bien disciplinados que se habrán colocado bajo influencias que
los prepararon para el servicio.
Los obreros
de Dios deben velar por las almas como algo por lo cual deben dar cuenta, y necesitan la presencia constante
de Cristo en su corazón, con el
fin de que puedan ganar a pecadores para Cristo.
Deben haber
rendido todo a Dios, para que
puedan contarle, a aquellos por los cuales trabajan, la necesidad
y el significado de una
entrega sin reservas.
Deben
recordar que son obreros juntamente con el Señor, y deben guardarse
contra movimientos dilatorios e inciertos.
Satanás
observa incansablemente con el fin de conseguir oportunidades para tener control de aquellos a
quienes están buscando ganar para Cristo.
Sólo
por medio de una vigilancia incesante pueden los obreros de Jesús
vencer al enemigo. Sólo en la
fuerza del Redentor pueden conducir a los tentados hacia la cruz. No
es el estudio ni la elocuencia la que
realizará esto, sino la
presentación de la verdad de Dios, hablada con sencillez y con poder del
Espíritu.
Hay sólo
un poder que puede convertir al pecador del pecado a
la santidad: el poder de Cristo. Nuestro
Redentor es el único que puede quitar el pecado. Él solo puede perdonar el pecado. Él solo puede hacer firmes a los
hombres y a las mujeres, y mantenerlos así.
La verdad no es
sencillamente para ser pronunciada por los que hacen la obra de Cristo; es para ser vivida.
La gente
está observando y pesando a los que afirman creer las verdades
especiales para este tiempo. Están
mirando para ver en dónde su vida representa a Cristo.
Al ocuparse
humildemente y con seriedad en la obra de hacer el bien a todos, el pueblo de Dios ejercerá una influencia que
repercutirá en todos aquellos con los que
se ponen en contacto.
Si los que
conocen la verdad se encargan de esta obra según se presenten las
oportunidades, haciendo cada día
obras de amor y bondad en el barrio donde viven, Cristo se revelará en su vida. The Review and Herald, 2 de junio de 1903. [269]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario