Para que todos
sean uno; como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17:21).
Insto a nuestros hermanos a dejar de criticar y de hablar mal, y a acudir a Dios en ferviente oración, pidiéndole que ayude a los que se equivocan. Únanse unos con otros y con Cristo.
Estudien el capítulo diecisiete de Juan, y aprendan cómo orar y cómo vivir la oración de Cristo.
Él es el Consolador. El morará en sus corazones, haciendo que su gozo sea cumplido, Sus palabras serán para ellos como el Pan de Vida, y con la fuerza así obtenida serán capacitados para desarrollar caracteres que serán una honra para Dios. Un perfecto compañerismo cristiano existirá entre ellos.
Se verá en sus vidas el fruto que siempre aparece como resultado de la obediencia a la verdad.
Hagamos de la oración de Cristo la regla de nuestra vida, a fin de que podamos formar caracteres que revelen al mundo el poder de la gracia de Dios.
Ha de haber menos charla acerca de
pequeñas diferencias, y un estudio más diligente de lo que la oración de Cristo significa para quienes creen en su nombre.
Hemos de orar por la unión, y
entonces vivir de tal
manera que Dios pueda responder
nuestras oraciones.
Es la perfecta unidad - una unidad tan estrecha como la unión que existe
entre el Padre y el Hijo-, lo que dará éxito, a los, esfuerzos de los obreros
de Dios.-Manuscrito 1,
de 1903.
La completa unión
con Cristo
y unos con otros es absolutamente necesaria para la
perfección de los creyentes.
La presencia de Cristo por la fe en los corazones de los creyentes es su poder, su vida. Produce unión con Cristo. "Tú en
mí". La unión con Dios por medio de Cristo hace perfecta a la iglesia. -Manuscrito 133, sin fecha.
A quien busque servir a los demás con abnegación y sacrificio le serán dados los atributos de carácter que lo recomendarán ante Dios, y desarrollará sabiduría, verdadera paciencia, clemencia, bondad, compasión. Esto le da un lugar privilegiado en el reino de Dios. -Manuscrito 165,
de 1898.
Nada puede perfeccionar la perfecta unidad
en la iglesia, sino el espíritu de una paciencia semejante a la de Cristo.
Satanás puede sembrar discordia; sólo Cristo puede armonizar los elementos
discordantes...
Cuando como obreros
individuales de la iglesia amamos a Dios por sobre todo y al prójimo
como a uno mismo, entonces no habrá trabajosos esfuerzos
para unirnos; habrá una unidad en
Cristo, los oídos estarán cerrados a los informes, y nadie hará reproches
contra su vecino.
Los miembros de la iglesia
apreciarán el amor y la unidad, y serán como una gran
familia.
Entonces portaremos ante el
mundo las credenciales que darán
testimonio de que Dios ha enviado a su
Hijo al mundo.
Cristo dijo: "En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35). -Carta 29, de 1889. RJ192/EGW/MHP
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AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=AeFhrmR3ckM&list=PLtrFh-HO7ogBX3lJ-BVlf4v1fLk5TmqV6&index=5&pp=sAQB
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